El portugués y su peculiar forma de ver el futbol tendrá el destino de los celestes en sus manos
Ciudad de México, 6 de diciembre de 2017.– Viene de vuelta ese técnico que habla con poco tacto, sin rodeos, que suele invitar una copa al estratega rival después de cada partido para intercambiar opiniones, que es afanoso por llevar las estadísticas de cada uno de sus pupilos y, acaso lo más trascendente, que está casado con una peculiar metodología que ya lo llevó a ser campeón del futbol mexicano.
Después de semanas en las que se mencionó que Pedro Caixinha llegaría como director técnico de Cruz Azul, el conjunto de La Noria por fin lo hizo oficial y el portugués estará tomando las riendas de la escuadra cementera de cara al Torneo de Clausura 2018.
La disciplina y mano dura con las que trabaja Caixinha son cualidades que buscaba la directiva celeste para que se continúe con la labor que realizaba el español Paco Jémez; eso constituyó una de las razones por las que el extécnico de Santos le llenó el ojo a Guillermo Álvarez Cuevas y a Eduardo de la Torre para que así se pueda pelear por regresarle el protagonismo a una escuadra desgastada por 20 años sin conseguir un título de Liga.
El entrenador europeo tiene fama de ser muy exigente y, en lo que refiere a los entrenamientos, le gusta que sus jugadores trabajen por lo menos ocho horas diarias, además de que hace que almuercen y coman en las instalaciones del club; asimismo le gusta depurar la táctica fija y, en su estadía en Torreón, se apoyó de la tecnología para que sus pupilos tuvieran un mejor rendimiento: les llevaba conteo de su minutos de juego, pases acertados, fallos, y demás estadísticas.
La experiencia y mentalidad ganadora de Caixinha son otros puntos a favor. Cruz Azul será el sexto equipo al que comandará, después de haber pasado por la Unión Deportiva Leiria, el C.D. Nacional, ambos de Portugal; luego vendría a México para dirigir a Santos y posteriormente pasaría al Al-Gharafa, de Qatar; su última parada fue con el Rangers de Escocia.
Con el Santos se ganó una buena reputación durante las campañas que estuvo al frente de los Guerreros, de 2012 al 2015, lapso en el que logró conquistar un título de Liga (Clausura 2015), además de uno de Copa (Apertura 2014) y uno de Campeón de Campeones (2014-15), demostrando que le gustaba que su equipo practicara buen futbol, ofensivo, pero también que tenía ambición por levantar cetros.
José Mourinho es uno de los técnicos que ha cobijado al ahora estratega celeste: fue quien lo recomendó para dirigir a la Unión Deportiva Leiria, al que, por cierto, llevó a un cuarto lugar general en 2010-2011 (sólo detrás de los cuatro grandes: Benfica, Porto y Sporting). Cuando llegó a México por primera vez, Mou dio el aval moral: aseguró que nuestro balompié le agradaba por su buen futbol y que a Caixinha también le gustaba.
Cabe destacar la confianza que el nacido en la pequeña localidad de Beja, Portugal, le tiene al futbolista mexicano: al darse su nombramiento como timonel del Glasgow Rangers apostó inmediatamente por reforzar su equipo con Carlos Gullit Peña y con Eduardo Herrera, jugadores a los que conoció mientras estuvo en la Liga MX.
Caixinha y Anabela, su esposa, tienen dos hijos, Rodrigo y Mariana; ellos lo acompañan en el sendero futbolero que inició a los 18 años, cuando el joven Pedro se probó con el Portimonense Sporting Clube, de la segunda división; luego jugó para el Desportivo de Beja, el equipo de su ciudad natal, y con éste se retiró a la temprana edad de 28 años.
En su juventud fue forcado, dándole de esta manera honor a una tradición familiar: su padre también enfrentaba de esta valerosa forma a los bureles. Caixinha ha declarado que en ocasiones retoma experiencias que vivió en el ruedo para motivar a sus jugadores.
Preparación le sobra, empírico no es: mientras jugaba y entrenaba se hizo del tiempo para graduarse en Ciencias del Deporte con la mejor calificación de su generación; luego hizo una Maestría en Metodología del Entrenamiento y ha tomado más de 15 cursos y diplomados para entrenadores en Europa.