Tim Burton se deja querer

Además del cariño de sus fans, el artista fue celebrado con mariachis, fuegos artificiales y hasta luchadores

Ciudad de México, 6 de diciembre de 2017.– Las fauces de la serpiente de arena de Beetlejuice enmarcaron el corte del listón, monocromático, por cierto, con el que Tim Burton dio por inaugurada la exposición que recorre a su prolífica vida artística, y que permanecerá en el Museo Franz Mayer hasta abril de 2018 para deleite de todos los capitalinos.

Segundos antes, el artista californiano de 59 años de edad, tomó las tijeras alargadas de mango negro para colocarlas sobre su rostro durante unos instantes y emular al entrañable Edward, Manos de Tijera.

Adentro lo aguardaba una fiesta mexicana que incluyó un baile huichol, música jarocha, el canto de La llorona, un ballet folclórico y hasta mariachis, quienes tocaron sus instrumentos mientras aparecían los fuegos artificiales iluminando el patio central del museo edificado durante la época virreinal.

Pero eso no fue todo, Timothy Walter Burton (su nombre real) también disfrutó en “primera fila” de un breve espectáculo de lucha libre al ritmo del clásico tema de la Sonora Santanera en el que participaron el peludo Alushe, su amo Tinieblas y el Huracán Ramírez, con quienes chocó las palmas de las manos y posteriormente se tomó una foto en señal de agradecimiento.

“Es el mejor show que he visto en mi vida”, señaló Burton emocionado.

Su mañana de ayer no fue menos ajetreada que la noche para el artista, quien atendió 500 seguidores que, al adquirir el paquete más caro para ver antes que nadie El mundo de Tim Burton (con un costo de cinco mil pesos) y tras salir elegidos mediante un sorteo, tuvieron la posibilidad de acudir a una firma de autógrafos que se realizó ayer en el auditorio del museo.

Algunos de ellos llegaron al encuentro con tatuajes en las piernas o brazos, ya sea de alguno de los icónicos personajes de Burton como La reina de corazones o El sombrerero loco de Alicia en el País de las Maravillas, Beetlejuice, Frankenweenie o Emily de El cadáver de la novia, o hasta con el rostro del propio realizador.

“Cuando veo mi cara en un tatuaje ¡me asusta! Porque ni siquiera me gusta ver mi cara, así es que verla en la pierna de alguien más bien me da miedo, pero por otro lado me parece algo hermoso”, expresó el cineasta en su segundo paso por la alfombra negra adornada con colitas de diablo rojas.
Tim Burton aprovechó el breve encuentro con los medios para compartir algunas de las cosas que más lo han emocionado durante su estancia en la Ciudad de México.

“La gente ha sido increíble conmigo. Como artista tu tratas de inspirarte de todo el mundo, y aquí he encontrado a personas muy artísticas, así es que estoy encantado aquí”, dijo a los pies de las vírgenes y santos tallados en la fachada de la iglesia San Juan de Dios.

Añadió que este reencuentro con nuestro país, cultura y tradiciones han evocado su infancia, cuando coleccionaba calaveras y figuras relacionadas con el Día de Muertos.

“Es algo que siempre ha sido importante para mí, el humor, el espíritu y el color. Siento un espíritu muy puro y emocional, que me ha hecho sentir muy bien.”
Finalmente compartió sus impresiones al visitar la casa de Frida Kahlo en Coyoacán.

“Sentí que era el lugar donde debían vivir los grandes artistas.

“Más que filmar una película (en México) debería mudarme acá”, añadió entre risas.
Cerca de las 21:30 horas Burton y su equipo abordaron su camioneta negra de pasajeros marca Mercedes Benz por el acceso trasero del Museo Franz Mayer para dirigirse a su hotel mientras en la fiesta y entre sus dibujos, óleos y creaciones, sonaba Enjoy the Silence, de Depeche Mode.