Crecen las tensiones en Israel; palestinos asesinaron a una mujer y a un soldado

La Yihad Islámica dijo que el ataque de ayer fue una venganza por el asesinato de un árabe israelí.

JERUSALÉN, 11 de noviembre de 2014.– Dos  palestinos mataron ayer a una joven y a un soldado israelíes en ataques con cuchillos, que avivan el ciclo de violencia en los Territorios Palestinos e Israel.

Los incidentes pusieron de relieve la  cólera entre palestinos de las zonas ocupadas y árabes nacidos en Israel respecto a sus condiciones de vida, pero se inserta también en el creciente impacto de la militancia islámica, que ya llevó a varios árabes israelíes a enlistarse en las filas del autodenominado Califato.

Un video del ataque perpetrado en la Cisjordania ocupada muestra a un conductor lanzando su coche contra una parada de autobús cerca de los asentamientos de Gush Etzion, al sur de Jerusalén. Pero al fracasar, el palestino bajó de su vehículo y persiguió a sus víctimas a pie.

El hombre mató a cuchilladas a Dalia Lemkus, una mujer de 25 años originaria de la colonia de Tekoa, e hirió a dos hombres de 26 y 50 años.

Un guardia armado hirió de gravedad al atacante, que los servicios de seguridad palestinos identificaron como Maher Hamdi al Hashlamon.

La Yihad Islámica, que presentó a este hombre como uno de sus miembros, calificó el ataque de “respuesta del pueblo palestino a la ejecución del mártir Jeir Hamdan”, un árabe israelí muerto a manos de la policía el sábado en el norte de Israel.

“Aquí se está llevando a cabo una guerra”, declaró Avi Rohe, presidente de la principal asociación de colonos de Cisjordania, Yesha.

La ampliación de los asentamientos de colonos israelíes en territorio palestino ocupado es una de las principales causas de tensión.

Horas antes de este ataque, un palestino de 17 años apuñaló al sargento israelí Almog Shilony, de 20 años, cerca de una estación ferroviaria de Tel Aviv. El militar no sobrevivió.

Tras una breve persecución, se logró detener al agresor, originario de un campo de refugiados de Nablus, en el norte de la Cisjordania ocupada, quien había entrado ilegalmente en Israel.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, convocó a una reunión de urgencia y pidió reforzar los efectivos de seguridad, así como destruir “las casas de los terroristas”.

Estados Unidos condenó los ataques e instó a israelíes y palestinos a la calma. “Es absolutamente necesario que ambas partes tomen las medidas necesarias para proteger a los civiles y reducir la tensión”, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.

La Unión Europea manifestó su “profunda preocupación” ante la situación actual, “que a falta de perspectivas políticas puede degenerar más
todavía”.

Tel Aviv se había mantenido a salvo de la violencia que sacude desde el verano a Jerusalén Este, anexionada y ocupada por Israel, y Cisjordania.

En total, la violencia ha dejado diez muertos desde julio. La ciudad santa está inmersa desde entonces en una espiral de violencia diaria entre jóvenes palestinos y policías israelíes desplegados masivamente.

Crecen las protestas

Los disturbios se extendieron el fin de semana a las ciudades árabes de Israel después de que la policía matara a Jeir Hamdan, un joven que protestaba por el arresto de un familiar. Su pueblo, Kafr Kana, vivió de nuevo ayer enfrentamientos entre árabes israelíes y policías, al igual que otras localidades árabes del norte y del sur.

Las imágenes de la muerte de Hamdan, de 22 años, cuestionan la versión  policíaca de que suponía un peligro. El video muestra que los agentes lo mataron con varios disparos por la
espalda.

Los árabes israelíes, al igual que los palestinos, denuncian por su parte una ejecución “a sangre fría” y desconfían de la investigación abierta por el Ministerio israelí de Justicia.

Los árabes israelíes, que representan más de 1.4 millones de personas, son los descendientes de los 160 mil palestinos que se quedaron en sus tierras tras la creación del Estado de Israel en 1948.

Esos ciudadanos, que suponen 20% de la población, se quejan de sufrir discriminación por parte de los judíos.