Desata la locura en Argentina el pase albiceleste a la final

La nación sudamericana celebró eufórica el pase de su selección a la final y los fanáticos están seguros que repetirán las hazañas de 1978 y 1986.

BUENOS AIRES, 10 de julio de 2014.- Argentina se desahogó con un grito de felicidad contenido durante 24 años cuando el último penal de la serie, ejecutado por Maxi Rodríguez, puso a su selección otra vez en una final del Mundial y encima en Brasil, su más acérrimo rival futbolístico.

Las manos salvadoras del arquero Sergio Romero fueron decisivas para que el seleccionado albiceleste se impusiera 4-2 por penales ante Holanda en la semifinal tras igualar sin goles en tiempo reglamentario y alargue. Argentina jugará el domingo ante Alemania y sus hinchas esperan tomarse revancha del duelo que disputaron en la final de la Copa del Mundo de 1990.

En una de las naciones más futboleras del planeta, el triunfo se celebró con cornetas, bocinazos y hasta golpes de cacerolas desde la austral Ushuaia hasta La Quiaca, en la frontera con Bolivia, justo en una jornada que coincidió con el feriado por el día de la Independencia.

A disfrutarlo y que la copa quede en la Patria Grande!», escribió la presidenta Cristina Fernández en su cuenta oficial de twitter.

«La verdad que es impresionante y te llena de orgullo y felicidad. Es maravilloso haber llegado a la final», dijo Santiago Nador, de 16 años, quien festejó enloquecido en un bar junto con amigos de la misma edad la oportunidad de ver a su selección por primera vez jugar una final del Mundial. Argentina fue campeona del mundo en 1978 y 1986, en este último caso al superar a Alemania.

«Está bueno ver a la Argentina en una final y para muchos es la primera vez. Me llena de orgullo ser Argentina y nos tengo mucha fe» para la final, señaló Matías Arbues, también de 16 años.

El Mundial se ha convertido en un paliativo para los argentinos, en momentos en que su economía se encamina a una recesión y el país ha quedado al borde de otra cesación de pagos de su deuda en poco más de una década a causa del conflicto legal en Estados Unidos con bonistas impagos.

A ello se suma la crisis de credibilidad del gobierno de Fernández por el reciente procesamiento por corrupción de su vicepresidente Amado Boudou, un hecho inédito en la historia de la nación, y las denuncias que alcanzan a otros funcionarios de su gabinete.

Argentina se merecía tener una alegría general porque estamos muy mal en este país», afirmó Norma Ontiveros, de 59 años. «Demostramos que no todo está mal, que tenemos un equipo sólido y con buena gente».

Familias enteras con camisetas, banderas y gorros se concentraron en el Obelisco, ubicado en el centro porteño y clásico punto de encuentro para festejos deportivos. La misma imagen se repitió en ciudades y pequeños poblados de la Argentina, donde el canto elegido fue el ya legendario «Brasil, decíme que se siente, tener en casa a tu papá».

Se espera que los festejos se extiendan hasta altas horas de la madrugada.

En Sao Paulo, la sede del triunfo contra Holanda, unas 20.000 personas se reunieron en el Fan Fest, donde vivieron con angustia los 120 minutos del partido en su tiempo reglamentario y alargue.

Tras la tanda de penales, todo fue alegría, saltos, besos y lágrimas de emoción entre los asistentes..

«Yo tenía fe de que ellos ganarían hoy,» dijo Maribel Ovieda de 21 años, quien viajó con su familia desde Córdoba, Argentina. Hace dos años, Ovieda se sometió a un trasplante de pulmón por sufrir de fibrosis quística, una enfermedad genética que afecta distintos órganos.

Su hermana melliza murió a causa de la enfermedad el año pasado, pero ella hoy celebra su salud y la victoria de su país.

Ver a la selección en estos momentos hace que se me ponga la piel de gallina. Es algo hermoso», dijo Ovieda.