Íbamos tirando a los muertos: balseros cubanos

Los cubanos rescatados frente a las costas de Holbox confirmaron que en la barcaza que salió de la isla iban 32 disidentes; únicamente 15 lograron sobrevivir.

Mérida, Yuc. 26 de septiembre de 2014.-Tensos pero a la vez ilusionados, 32 cubanos se embarcaron el pasado 7 de agosto en una endeble barcaza que ellos mismos fabricaron, sin saber que el destino les deparaba angustias, drama y la pérdida de vidas de sus compañeros, ya que tras 24 días de naufragio, sólo alcanzaron a llegar con vida a territorio mexicano, 15 de todos ellos.

Su intención no era tocar tierras de Quintana Roo o Yucatán, sino alcanzar Miami, Florida, buscando el sueño americano, ya que algunos de ellos aseguraron tener familia en ese país del norte.

No obstante, días después de haber zarpado desde Manzanillo, Cuba, la embarcación se averió y comenzó a tirar combustible, quedando a la deriva y sujetos a las condiciones climatológicas.

Uno de los sobrevivientes de esa travesía, el cubano Alaín Armando Izquierdo Barrios, relató que originalmente eran 32 los ocupantes de la embarcación, pero que tras su naufragio en alta mar y pasar hambre y sed, solamente llegaron con vida 17 de sus ocupantes.

«Fue muy duro… horrible, éramos 32 y durante los 24 días a la deriva fueron falleciendo otros 15 compañeros, tuvimos que tirar sus cadáveres en alta mar», confesó.

«Chico… no había nada más qué hacer, no podíamos tener los cadáveres con nosotros… estábamos buscando salvarnos», expresó, justificando el tiradero de los cadáveres en alta mar.

Manifestó que al cuarto día de su travesía se les acabó agua y la comida, y no lejos de la Isla de Cuba, empezaron a pedir auxilio a otros barcos cubanos y ninguno quiso auxiliarlos.

Izquierdo Barrios, dijo que no les quedó más remedio que continuar a la bendición de Dios, y conforme avanzaban pudieron darse cuenta del peligro en que estaban. «Tuvimos que tomar nuestra orina para mantenernos hidratados», explicó.

Los 17 cubanos lograron llegar hasta las aguas de Holbox, Quintana Roo, el 31 de agosto, cuando un barco emitió una alerta al divisarlos y fue un barco de la Armada de México con sede en el puerto Progreso la que fue a su rescate.

Después de ser rescatados,  llegaron al puerto yucateco el pasado 1 de septiembre, dos de ellos se encontraban graves de salud y fueron hospitalizados pero fallecieron dos días después.

Los dos cadáveres no han sido reclamados por el gobierno de Cuba y lo más probable es que acaben en la fosa común, según confirmó el delegado del Instituto Nacional de Migración (INM), Oswaldo Ortiz Matú.

Varios de los 15 cubanos que fueron rescatados por una embarcación de la Armada de México fueron enviados por el mismo INM a Chetumal, Quintana Roo, donde luego de 10 días, recibieron un permiso de estadía en México por 30 días.

Durante ese tiempo deberán regularizar su situación en México para no ser deportados o recibir alguna sanción, precisó Ortiz Matú.

El pasado martes por la noche regresaron a Mérida 10 de ellos en un autobús del ADO. Su proyecto era  pasear unos días en Yucatán y luego intentar llegar hasta los Estados Unidos, según declararon al arribar a esta ciudad capital.

Los cubanos disidentes señalaron que la “dictadura férrea en Cuba está acabando con ese país, por lo que aún con los riesgos decidimos huir”.

En la entrevista, Izquierdo Barrios, develó el misterio de su travesía, pues aseguró que 15 de los 32 que inicialmente salieron en la barcaza, fallecieron y sus cuerpos fueron tirados en alta mar.

Izquierdo Barrios, de 32 años de edad, dijo que ahora tiene una nueva esperanza de vida buscando llegar hasta Estados Unidos.

Los 15 cubanos que no fueron deportados –como suele marcar el procedimiento migratorio en México- ´pudieron permanecer en el país, porque su gobierno –el de Cuba- no los reconoció formalmente como ciudadanos de ese país, de acuerdo a Ortiz Matú, delegado del INM en Yucatán.

De los 15 cubanos que fueron llevados hasta Quintana Roo, solamente 10 regresaron a Mérida y prevén estar en la ciudad unos días y luego buscar viajar a los Estados Unidos.

“La pesadilla por fin terminó, pero difícilmente podremos olvidarnos de todo lo que nos pasó, fueros días y noches terribles, desesperantes, aún no puedo creer  que sigamos vivos”, dijo con rostro desencajado el cubano.

“Como iban muriendo, los íbamos tirando al mar, no había de otra. No tuvimos otra opción, los arrojamos al agua, no podían seguir sus cuerpos en la balsa”, declaró  y dijo que mientras lo hacían,  habían gritos y llantos debido a la impotencia y rabia de los demás.

Él mismo estuvo a punto de fallecer. Dijo que en una ocasión, mientras se mojaba el rostro con agua del mar para reanimarse, su cuello se atoró con una soga y estuvo a punto de asfixiarse y para confirmar su dicho mostró la marca que le dejó el accidente.

“Doy gracias a Dios por estar vivo, pero además de ya no estar en Cuba, ahí la situación es insoportable”, manifestó.

“Bebíamos nuestros propios orines, comíamos pescados crudos que nosotros mismos capturamos cuando nos lanzábamos al mar, no había de otra”, contó, al mismo tiempo que presumía que nunca le tuvieron miedo a los tiburones que en ocasiones rondaron su maltrecha embarcación.

Otro de sus compañeros cubanos que sobrevivieron, Yanui Lao Jiménez, de 31 años de edad, declaró que decidieron escapar de Cuba “porque ahí hay un dictadura férrea, total, devastadora, que está acabando con nuestro país”.

Pocos minutos después de descender del autobús de pasajeros que los trajo desde Chetumal, Quintana Roo a Mérida nuevamente, expresó que se aventuraron a salir de la isla porque “la dictadura de los Castro (Fidel y Raúl) está matando a mi pueblo”.

“Ahí no hay libertad de expresión, no hay libertad de palabra, no hay libertad”.

“Quieren que sobrevivamos con 10 dólares al mes y no se puede, es una dictadura total”, insistió Lao Jiménez.

A LA FOSA:

Al no reclamar el gobierno cubano a los dos desertores fallecidos, sus cuerpos irán  a la fosa común.

Se trata de Héctor Alejandro Bazán de la Paz, de 16 años de edad, quien murió por deshidratación, así como el de Carlos Manuel Prado de 30 años, quien falleció  víctima de un edema pulmonar. (Yazmín Rodríguez, foto Lorenzo Hernández)