Jamiroquai arma la fiesta

La banda británica ofreció un concierto en la Arena Ciudad de México

Ciudad de México, 12 de abril de 2018.- Cinco años tuvieron que pa­sar para que los mexicanos amantes del funk y del acid jazz británico de Jamiroquai repitieran la experiencia de verlo y escucharlo en vivo.

La banda liderada por Jay Kay y conformada por Derrick McKenzie, Sola Akingbola, Rob Harris, Matt Johnson, Paul Turner, Hazel Fernandes, Va­lerie Etienne, Elle Cato y Nate Williams —el integrante más reciente— ofreció la noche del martes una cátedra de cómo debe ser una fiesta, que duró 120 minutos.

A las 21:15 horas, las luces se apagaron y una introduc­ción ambientada con estrobos anunció que Jamiroquai esta­ban a punto de tomar el esce­nario de la Arena Ciudad de México y enloquecer a las 22 mil personas que abarrotaron el recinto de Azcapotzalco.

Los estrobos blancos y la oscuridad del recinto hicie­ron que aquellos que llega­ron retrasados por el tránsito y la lluvia de la tarde corrie­ran a encontrar su lugar para disfrutar del show. Así, con las primeras notas de Shake It On la fiesta había comenzado oficialmente.

El público recibió a los mú­sicos con una ovación que se hizo más grande cuando Jay Kay apareció en el esce­nario con el ya característico penacho que lo define en cada actuación, sólo que esta vez el británico optó por uno más moderno, un penacho que encendía y cambiaba de colores al mismo tiempo que abría sus metálicas plumas y las cerraba al mando de la programación.

Mientras los músicos britá­nicos hacían lo suyo el público tomaba su papel de especta­dor: los celulares no tarda­ron en aparecer para capturar el momento, que incluyo el uso de la mitad de la panta­lla central, donde un mapa digital del mundo con la le­yenda “Global Infrastructure Compromised, Sat Link”, se iluminó en rojo.

“Muchas gracias Ciudad de México, es lindo estar de regreso”, lanzó Kay arrancan­do una ovación al terminar Little L. El vocalista, quien usó un colorido saco, les dijo a sus fans que tocarían un tema que hace mucho no presentaban; así, con Main Vein, los segui­dores más férreos de la banda no pararon de cantar.

Con un diseño de ilumi­nación que se iba adaptan­do a cada tema y que parecía que hasta los momentos de oscuridad estaban progra­mados con los silencios entre canciones, Kay desató la lo­cura cuando anunció Space Cowboy.

El hit con el que se dieron a conocer de forma global en los años 90 hizo bailar al pú­blico, que se mantuvo de pie durante las dos horas de show que la banda ofreció en su re­greso a México, para mante­ner la fiesta por todo lo alto con Alright y Cloud 9.

Superfresh y Use the For­ce, le dieron continuidad a los gráficos, que fueron tomando su protagonismo en la panta­lla, como la manera en la que corrían las pantallas de las computadoras de finales del siglo XX, los engranes digita­les que simulaban el meca­nismo interno de un circuito informático o las figuras de caminos y pirámides que se formaban.

El tiempo pasaba, la gente cantaba y Jamiroquai tocaba haciendo recordar a muchos sus años universitarios, fue así como llegó Cosmic Girl, Ru­naway, Automaton y Seven Day Sunny June.

Y mientras el penacho de Jay Kay no paraba de cambiar de color, el cantante regalaba sonrisas a sus fans mientras temas como Canned Heat y Love Foolosophy se apodera­ron del lugar.

De pronto un “Muchas gra­cias”, en español, salió de la garganta de Kay, anunciando que era momento de termi­nar la fiesta; pero tanto la ban­da como el público sabía que eso no era posible sin Virtual Insanity, con la que los britá­nicos regresaron al escenario para complacer a sus fans y reafirmar su lugar dentro de la música internacional.