Nueve de cada diez mexicanos cree que la crisis ya llegó a su vida

Más de dos terceras partes de los mexicanos, 69 por ciento, cree que la situación económica en los países de Latinoamérica es de mala a pésima.

Madrid, 09 de julio de 2015.–  Latinoamérica comparte una historia de crisis económicas durante las últimas décadas. Y en este momento, la gran mayoría de habitantes de la región percibe que las cosas van mal y comenzó a adoptar medidas para hacerles frente. Prácticamente nueve de cada diez mexicanos, por ejemplo, cree que la crisis ya llegó a su vida personal y tres de cada cuatro emprendió acciones en el último año para obtener un ingreso adicional al que percibe por su trabajo, básicamente a través de una actividad informal.

Los mexicanos son los más pesimistas respecto del momento económico por el que pasa la región, destacó Renato Meirelles, presidente de Data Popular, una empresa que realiza investigaciones en Latinoamérica. Más de dos terceras partes de los mexicanos, 69 por ciento, cree que la situación económica en los países de la zona es de mala a pésima, un porcentaje que supera el promedio de 58 por ciento; en Argentina y Brasil las cifras son de 60 y 55 por ciento de la población, expuso, durante el XIV Encuentro Santander América Latina, que concluyó este jueves.

Cuando se trata de la percepción sobre el país, los niveles de pesimismo se disparan. Nueve de cada diez mexicanos cree que su país está en crisis, el segundo nivel más alto de la región, después de Brasil, donde la opinión en ese sentido sube a 9.7 de cada diez, dijo Meirelles, al presentar en el foro la investigación Cómo enfrenta la crisis América Latina, elaborada por la firma que dirige.

“Algo que une a América Latina, a pesar de las grandes diferencias entre países, es que comparte una historia común de crisis económicas”, consideró Meirelles, al hablar en el encuentro, que tuvo a la inclusión financiera como eje temático. Los latinoamericanos están adoptando hábitos y comportamientos que buscan enfrentar la situación económica adversa, apuntó.

Después de varios años de bonanza económica, que hizo crecer el ingreso y la capacidad de consumo de millones de habitantes de la región, ahora 58 por ciento de los latinoamericanos considera que la región pasa, en términos económicos, por un momento que va de malo a pésimo. México presenta la proporción más alta de la región, con 69 por ciento; baja a 60 por ciento en Argentina y a 55 por ciento en Brasil.

Con ese marco, la percepción empeora al referirse al entorno propio. Meirelles aseguró que 85 por ciento (8.5 de cada diez personas) latinoamericanos cree que la crisis económica ya llegó a su vida personal. El pesimismo es mayor en Brasil, donde tiene esa percepción 97 por ciento de los habitantes y en México la comparte 90 por ciento (nueve de cada diez).

“Los latinoamericanos están buscando formas de minimizar los impactos del momento económico que enfrentan”, tanto con la búsqueda de una forma de aumentar sus ingresos como de disminuir sus gastos y buscar mejores precios al momento de hacer la despensa.

Nuevamente los datos: 72 por ciento de los latinoamericanos tomó en el último año alguna medida para tratar de incrementar su ingreso, básicamente a partir de alguna actividad informal –como vender alguna mercancía en la oficina. El porcentaje de los mexicanos que han seguido esta práctica es el mayor de la región: 75 por ciento (tres de cada cuatro) de quienes trabajan tratan de complementar con alguna actividad extra la nómina, un universo que disminuye a 72 por ciento en Argentina y 71 por ciento en Brasil.

A la vez que buscan incrementar sus ingresos, ocho de cada diez latinoamericanos introdujo cambios en su comportamiento para generar ahorros en el gasto personal y familiar. La proporción a 8.8 de cada diez entre los brasileños y a 8.2 de cada diez entre mexicanos y chilenos, expuso. Las formas de generar ahorros es reducir las compras en el supermercado o gastar menos en ocio y esparcimiento, algo, esto último, que no necesariamente es positivo dado que genera sentimientos de irritación o frustración en las personas que deben dejar hábitos como ir al cine o a un restaurante el domingo.

Inclusión abona en la estabilidad financiera

La participación de un mayor número de personas en los servicios financieros formales, una de las formas de entender la inclusión financiera, también es un tema de estabilidad macroeconómica y de estabilidad financiera de los países, apuntó Carlos Montaño, vicepresidente de servicios y soluciones para el gobierno de MasterCard en América Latina.

La inclusión financiera es un “elemento igualador” de oportunidades entre hombres y mujeres y entre diferentes regiones dentro de los países, dado que permite iniciar o crecer negocios, fomenta el consumo y con ello el desarrollo de las comunidades o regiones y permite a las personas salir con mayor facilidad de una situación de crisis (los costos de un préstamo formal es una fracción de los cobrados por usureros, por ejemplo).

Lo que las empresas financieras requieren entender, para propiciar una mayor inclusión financiera, es entender lo que piensa la gente, conocer qué necesita y cuál es su situación diaria, dijo Montaño.

El crédito, por ejemplo, tiene un mayor impacto positivo en los negocios, porque permite construir una fuente de generación de ingreso, que en los hogares. Mientras, el ahorro tiene un beneficio demostrado en los hogares, que consiguen mejorar su posibilidad de consumo de bienes durables, estar preparados para hacer frente a emergencias o constituir un capital de trabajo para emprender negocios. (La Jornada)