Parkour, desafiando obstáculos

Se trata de un deporte de alto riesgo, con pocos adeptos en Mérida, ante el temor de sufrir fracturas en el cuerpo

Mérida, Yucatán, 08 de diciembre del 2016.- Con no más de trece años de trayectoria en Mérida, el Parkour es una actividad física que consiste en que, quien lo practica, se traslade de un punto a otro en un entorno adaptándose a las exigencias del mismo, con la sola ayuda de su cuerpo, por lo general teniendo que saltar complicadas distancias o alturas.

Pero este deporte  ha tenido más bajas que nuevos simpatizantes en la ciudad, pues según explicaron cuatro practicantes, a lo largo de ese tiempo menos de 200 personas se han acercado a este movimiento, y actualmente “casi se podrían contar con los dedos de las manos”.

Creado en Francia por David Belle, quien hoy día tiene cerca de 40 años y aprendió y desempañó el deporte a su manera a base de técnicas militares que le enseñó su padre, Raymond Belle, el Parkour sorprende por los giros en el aire de quienes lo ejercen.

Los practicantes de este deporte corren por un entorno y son capaces de subir bardas, brincar desde ésta a un techo, ir de techo en techo, bajar de un brinco colgándose de un tubo y continuar el trayecto sin parar, repitiendo hazañas similares, utilizando nada más que la inercia del cuerpo.

Esto lo enseñaba Raymond Belle a sus cadetes para desplazárseles de la manera más efectiva por el campo de batalla, lo que su hijo aprendió y modificó.

Pero este deporte es de alto riesgo, debido a que al dar un brinco y no pisar donde esperabas, o simplemente no llegar, puede significar una fractura en cualquier parte del cuerpo por la velocidad y fuerza de la caída.

Es por eso que Fernando Góngora Leal, quien practica la disciplina desde hace siete años, explicó que uno de los principales motivos por el que se abandona el Parkour es por alguna fractura durante la práctica, y no precisamente porque queden limitados para hacer los mismos trucos, sino porque el miedo a veces es más poderoso que el entusiasmo.

El estudiante de Odontología, comentó que durante la práctica dudas muchas veces el hacer un brinco, pues “la altura te hace ver tres veces más largo el salto”, hasta que un día llegan con la suficiente confianza y dicen “hoy toca”, para luego brincar con todas tus fuerzas, golpearte fuertemente el hombro contra el muro y fracturarlo, o peor aún, caer desde la altura de un techo y sufrir un fuerte golpe que te deje al borde de la muerte, por poner sólo unos ejemplos. (Para continuar leyendo este reportaje, consulta la versión impresa de la revista Desde el Balcón).