Se estima que arribarán a la península 90 millones de toneladas de polvo
Mérida, Yucatán, 19 de junio de 2020.- El polvo del Sahara o arena del desierto llegaría a la península de Yucatán la próxima semana y, según expertos, beneficia el desarrollo de la flora y evita catástrofes naturales severas; sin embargo, también podría causar problemas de alergias y respiratorios ante los efectos que causa en el ambiente.
Cada año, se estima que alrededor de 90 millones de toneladas de polvo proveniente del desierto del Sahara llegan a América, con el fin de generar cambios de aire, y con ello propiciar los ciclones y tormentas que necesita el océano para liberar energía de forma dosificada y no causar desastres naturales severos.
Este fenómeno natural se origina en el norte de África precisamente en el conocido desierto, el cual en esta época del año, y mediante diversas tormentas se propaga por el Océano Atlántico, el mar Caribe, hacia la península de Yucatán y algunas regiones de Centroamérica.
Las toneladas del polvo del Sahara, por lo regular, llegan cada año a la región de la península de Yucatán durante la primavera y el verano. Está cargado por elementos como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio que hacen reacciones químicas con las propiedades del agua de mar y evitan tsunamis a gran escala o tornados acuáticos severos.
Además, propicia la evolución de flora endémica en ciertas zonas, pues sirve como fertilizante natural o abono para las plantas de la región.
El polvo del Sahara llegaría a la península de Yucatán la próxima semana, de acuerdo con reportes de expertos en clima.
Según los expertos, la siguiente semana podría llegar a la península una nube de polvo del Sahara, el cual ocasionaría amaneceres y atardeceres rojizos en estados como Campeche, Yucatán y Quintana Roo, así como en regiones del sureste y oriente de nuestro país.
El polvo, según expertos, está cargado por elementos nocivos como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio, entre otros materiales, por ello, un estudio publicado en la revista Translational Research señaló que oleadas de polvo desértico inflama las vías respiratorias.
Mario Lope