Puerto Rico vota sobre su relación con EUA

En un plebiscito no vinculante, votarán entre convertirse en el estado 51 de EUA, independizarse o continuar como Estado Libre Asociado

Puerto Rico, 11 de junio de 2017.- En un plebiscito no vinculante, Puerto Rico vota hoy entre convertirse en el estado 51 de Estados Unidos, independizarse o continuar con el modelo que mantiene desde 1952 de Estado Libre Asociado, un estatuto a medio camino entre la autonomía y la subordinación al país vecino.

 

Inmersos en una crisis de deuda pública que ha llevado a su gobierno a declararse en bancarrota, 2,2 millones de puertorriqueños están llamados a pronunciarse sobre su futuro político en un referéndum sobre cuyo resultado tiene la última palabra el Congreso de Estados Unidos.

 

El referéndum ha sido convocado por el partido que gobierna Puerto Rico desde enero, el Partido Nuevo Progresista, que sostiene que integrarse en Estados Unidos como un estado más de pleno derecho es la solución a los problemas económicos y de desarrollo de la isla; a su juicio, unirse a la primera potencia mundial supondría una inyección de fondos providencial y daría protección jurídica a la isla frente a sus acreedores.

 

El gobernador y líder del PNP Ricardo Rosselló, hijo del exgobernador Pedro Rosselló, ha dicho este domingo tras depositar su voto: «Vivimos en democracia y queremos tener los mismos derechos que en los estados [de EE UU] pero el sistema colonial no lo permite».

 

Los partidos de la oposición, el Popular Democrático, partidario del estatus actual con retoques, y el Independentista Puertorriqueño, defensor de la separación, le han dado la espalda al plebiscito y no han participado en la campaña ni han llamado al voto.

 

La papeleta que depositan los votantes lleva el encabezado Plebiscito para la descolonización inmediata de Puerto Rico y ofrece las opciones «Estadidad» [ser un estado], «Libre Asociación/Independencia» y «Actual Estatus Territorial».

 

Este es el quinto referéndum de esta clase que se realiza en Puerto Rico desde 1967. Los anteriores fueron en 1967, 1993, 1998 y 2012. En el plebiscito de hace cinco años por primera vez la mayoría de votos válidos favoreció a la opción de convertirse en un estado, aunque un 30% de los votantes depositaron una papeleta en blanco o inválida. El resultado mostró la inexistencia de un apoyo popular contundente a ninguna de las alternativas. El Congreso de EE UU no inició acción alguna.

 

La isla -de 3,5 millones de habitantes- atraviesa la fase más aguda de una recesión que se extiende desde que en 2006 EE UU canceló el esquema de exenciones fiscales a grandes empresas que atraía inversiones a Puerto Rico y hacía funcionar su economía.

 

Hoy el territorio bracea por contener las exigencias de pago de sus acreedores (72.000 millones de dólares en bonos de deuda pública) y por encontrar el modo de cubrir un hueco de 49.000 millones en su sistema de pensiones, además de sostener los salarios públicos y la cobertura sanitaria. Un 46% de sus habitantes vive en la pobreza, el desempleo supera el 12% y el PIB per cápita es de 28.000 dólares, frente a los 53.000 de EE UU. Si Puerto Rico se convirtiese en el estado 51, sería el más pobre de EE UU.

 

En Washington los vientos no soplan a favor de la integración de Puerto Rico. La mayoría republicana en el Congreso no lo ve con buenos ojos porque supondría sumar a las elecciones presidenciales una significativa masa de votantes de tendencia demócrata desde la isla y añadir un territorio en vías de desarrollo y con gran necesidad de asistencia financiera a las cuentas del gobierno federal.