Solo 6% de la población yucateca es gobernada por una mujer

Estudio revela violencia política en contra de candidatas y alcaldesas

Mérida, Yucatán, 8 de junio de 2020.- La académica de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) e integrante de la Red de Mujeres por la Democracia Paritaria, Gina Villagómez Valdés reveló que solo el 6% de la población yucateca está gobernada por una mujer, lo que significa que los hombres siguen dominando el escenario político, y ellas siguen siendo víctimas de violencia.

La doctora realizó una investigación cualitativa con 22 de las 29 alcaldesas electas y con 8 candidatas perdedoras en los municipios yucatecos. El objetivo era documentar la violencia política que sufrieron las mujeres durante su participación en la jornada electoral 2018.

Las entrevistas revelaron un modelo de violencia estructural muy similar en todos los casos.

Villagómez Valdés, explicó que los 25 municipios yucatecos con mayor población están gobernados por hombres, y que el 80% de las candidaturas del PRI y el PAN fueron asignadas a ellos.

En contraste, las mujeres fueron postuladas en los poblados más pequeños y, a pesar que el 50% de las candidaturas eran hombres, y el 50% mujeres, solo el 27% de ellas resultaron ganadoras en las urnas.

Eso quiere decir que las mujeres tan solo gobiernan el 6% de la población yucateca, a pesar de ser 27 los municipios que tienen al frente a una alcaldesa.

“Las mujeres solo gobiernan en los poblados con reducido número de habitantes, en donde hay poco poder económico y hay mayor desigualdad étnica”, precisó la investigadora.

Cabe señalar que el 94% de la población está gobernada por varones en Yucatán.

OBSTACULOS POLÍTICOS

Villagómez Valdés expuso que a diferencia de los hombres, las mujeres atraviesan por un panorama más complejo y violento, una vez que intentan ser candidatas de sus comunidades.

Explicó que casi la totalidad de las alcaldesas, tienen estudios superiores, maestría y doctorado. Todas han trabajado, y son colaboradoras del ingreso familiar.

No obstante, enmarcó una tipología general de violencia, en el caso de las autoridades electorales (IEPAC e INE) por omisión, ya que nunca les brindaron capacitación antes del proceso electoral.

Al interior de los partidos políticos los embates fueron los más duros, los hombres con poder hicieron todo para impedir que las mujeres participen. Y una vez que ganaron, o fueron elegidas candidatas, fueron traicionadas por hombres de su propia estructura política.

De la misma manera, los empresarios u hombres de poder en los municipios hicieron acuerdos con hombres, pero no con mujeres. 

También hubo violencia emocional, y comentarios por su origen étnico, “les decían esa maya, esa prieta, esa india”, puntualizó la especialista.

Por su cuerpo, les decían gordas, feas o nacas, e incluso, sacaban a relucir su historial amoroso –en muchas ocasiones falso– y exponían su vida íntima.

“Esa señora debería estar cuidando a sus hijos o a sus nietos, y no queriendo gobernar”, explicó.

Destacó que las redes sociales fueron muy duras, y se crearon rumores de la vida personal, o sacaban a relucir “pecados” de sus familiares para desacreditar a la candidata.

Javier Escalante Rosado