Una tradición que se niega a morir

Las ‘Ramas’ o ‘Ramadas’ permanecen en el entusiasmo de los niños yucatecos

Mérida, Yucatán, 8 de diciembre de 2019.- Pasan y pasan las generaciones y la tradicional “Rama” o “Ramada” se resiste a desaparecer del mapa urbano y rural en Yucatán. Niños entusiasmados salen a cantar las coplas del “aguinaldo” de casa en casa, desde el llano “a capella”, hasta el sofisticado y entonado con micrófono, pandereta y guitarra en mano.

Esta expresión de la cultura yucateca no tiene un origen exacto pues por su sentido religioso se podría remontar hasta épocas poscoloniales ya que los niños llevan en sus recorridos nocturnos una pequeña caja de cartón que suele tener las figuras de la Virgen María y San José, la sagrada familia.

Según la Arquidiócesis de Yucatán, las “Ramadas” se relacionan con la víspera de la temporada de posadas, que también es una tradición decembrina que surgió a partir de los esfuerzos de evangelización de los frailes en el Siglo XVI.

En las “Ramadas” yucatecas se canta una melodía conformada por varios versos alusivos a la travesía de los peregrinos previo al nacimiento de Jesús y posee una sonoridad muy parecida a la de los villancicos navideños.

Los niños son los principales protagonistas de esta antigua costumbre, y antes de salir a cantar, se juntan para adornar sus cajas de cartón con imágenes de los peregrinos, María y José y, en algunas ocasiones, de otros santos, así como con ramos de limonaria, un arbusto común en las casas yucatecas.

Así, un niño carga la caja y el resto de sus compañeros llevan veladoras ya sea en latas de aluminio o en botellas, implementos con los que los menores pasan de casa en casa cantando, aguardando la esperanza de que el dueño salga y les de unas monedas a las que llaman “aguinaldo”.

Si el propietario sale y entrega unas monedas se le canta unas coplas de agradecimiento. Si no les toca “aguinaldo” se entonan unas notas de desconsuelo.  

Hasta hace poco más de 50 años, en las viviendas del centro histórico de esta ciudad y de algunas zonas del norponiente, era común recibir la visita de varias “ramas” por la noche.

Hoy en día ya no son tantas, aunque se ha tratado de que permanezcan en las calles los primeros días de diciembre con el propósito de mantener vivas las tradiciones, y por supuesto, la navidad.

Mario Lope