Federación, cómplice de erosión costera

El hacerse de la ‘vista gorda’ de autoridades federales ponen en riesgo a especies endémicas

Mérida, Yucatán, 22 de diciembre de 2019.- Las lagunas legales y la poca presencia de las autoridades en las playas están ocasionando que varias especies endémicas de la región desaparezcan y se pongan en riesgo otras tantas, denunciaron diversas voces en el Congreso Nacional de Impacto Ambiental, que se efectúa en las instalaciones del edificio central de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).

Los especialistas refirieron que este vacío legal redundaba en que apenas 113 proyectos de construcción fueran presentados para que se les realizara un Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), dejando una cantidad similar sin ser evaluados.

“El constructor o dueño iba con la Secretaría de Desarrollo Sustentable para pedir su permiso de edificación y ahí le decían que era con la Semarnat. Iba con la Semarnat y ahí le comentaban que no tenían injerencia. Entonces, al ver que ninguna dependencia se hacía responsable, construía lo que quería sin que nadie le dijera nada”, señaló Selina H. Avante Juárez, magistrada Presidenta del Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito.

Los ponentes coincidieron que esto se agrava cuando de los 113 casos presentados hasta noviembre, 41 son para la zona costera y han sido resueltos favorablemente hacia el constructor.

Los especialistas dieron datos precisos de la fauna y flora endémica de Yucatán que está siendo depredada ante la explosión de casas y hoteles a la orilla del mar.

“Son cerca de 200 especies entre mamíferos, reptiles, aves y anfibios las protegidas en estas áreas, y estos MIA’s muchas veces no consideran en sus reportes por la mudanza propia, ya que, al ver sus lugares de vivienda comprometidos, buscan dónde vivir”, dijeron.

Reiteraron que, en apenas 14 años, la zona costera ubicada entre Progreso y Telchac ha sufrido cambios evidentes, con decenas de casas y hoteles construidos a la vera de la playa, principalmente de extranjeros, que compran estos espacios a ejidatarios que ignoran el riesgo en el que ponen a la fauna y flora de la zona.

Eduardo Herrera