Ravel y Stravinski, en una visión posmoderna

La compañía Delfos presenta dos coreografías con gran éxito.

Mérida, Yucatán, 3 de diciembre de 2014.– Con coreografías sobre el «Bolero» de Maurice Ravel y «La consagración de la primavera» de Igor Stravinski, la compañía Delfos cosechó un rotundo éxito en Yucatán durante su presentación en el Festival Nacional e Internacional de Danza Contemporánea Oc’-Ohtic (Lo bailamos, lo danzamos), organizado por la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta).

En total oscuridad se escucharon los primeros acordes de la conocida pieza de Ravel, entonces un haz de luz trazó figuras geométricas en el espacio y mientras el escenario del teatro «Armando Manzanero» estaba desnudo, en cámara negra, entraron los bailarines de esta agrupación, quienes son originarios del estado de Sinaloa.

Inspirados en los ballets creados a principios del siglo XX, los coreógrafos Víctor Manuel Ruiz y Claudia Lavista ofrecieron dos visiones originales que, a manera de contrapunto, fueron desde el minimalismo musical de Ravel hasta la complejidad de Stravinski.

Como primera parte del espectáculo, presentado la noche del martes en el citado recinto teatral, la obra «Bolero» fue interpretada con intensidad por Karla Núñez, Aura Patrón, Xitlali Piña, Roselí Arias, Omar Carrum, Agustín Martínez, Johnny Millán y Daniel Marín.

Ataviados con trajes y gabardinas negras, los bailarines se fueron sumando uno a uno a la escena conforme incrementaba la potencia de la música. Con evoluciones precisas encarnaban las notas y creaban composiciones visuales que materializaban el sonido.

Ravel compuso su más conocida pieza en 1928 y fue estrenada el 22 de noviembre de ese año en París, con coreografía de Bronislava Nijinsky.

En la propuesta de Delfos el discurso orquestal que recorre una sola vía en crescendo queda ilustrado en el punto climático, cuando los danzantes proyectan enormes sobras al fondo del escenario, para luego sumergirse en la incandescencia de luces rojas que marcan el remate final.

Tras breve intermedio inició la segunda parte con «La consagración de la primavera», pieza creada por Stravinski en 1913, y estrenada el 29 de mayo en París, con coreografía de Vlaslav Nijinsky, hermano de Bronislava.

A diferencia de la presentación anterior, en este segundo momento la música transitó por múltiples melodías que se entrelazaron y exploraron la totalidad de las posibilidades orquestales, lo que permitió a los ejecutantes elaborar una propuesta más compleja, llena de imágenes con múltiples lecturas.

La escenografía sugirió el interior de una casa, con espacios limitados por una mesa, sillas, un sofá y otros utensilios, donde los intérpretes estuvieron vestidos prolijamente mientras danzaron bajo los caprichos musicales.

Los súbitos silencios en la obra de Stravinski sirven para marcar transiciones en la coreografía, al tiempo que los bailarines deconstruyen los espacios escénicos y se despojan del ropaje, como si arrancaran partes de su piel.

En la obra destacaron varios momentos de inigualable belleza plástica, mediante los cuales los artistas transmitieron variadas emociones. Hacia el final, un cuerpo es sepultado entre el mobiliario para luego ser liberado. Así la agrupación edificó una torre en la que terminaron todos inertes, en un remate épico que mereció prolongadas ovaciones del público.

Durante su presentación en escena, los integrantes de la compañía de danza Delfos cosecharon sendos aplausos, manera en que los asistentes reconocieron la calidad interpretativa de los artistas.