Sacerdote sale del closet y enfurece al Vaticano

Se trata del monseñor Krzysztof Charamsa, funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien se presentó con su novio

Roma, 04 de octubre del 2015.-  Apenas un día antes de que empiece el sínodo de obispos, que durante tres semanas debatirá temas asociados a la familia -incluso la cuestión de los homosexuales en su seno-, un teólogo del Vaticano desató ayer un escándalo gigantesco al revelar que es gay y que vive con su novio.

«Quiero que la Iglesia y mi comunidad sepan quién soy: un sacerdote homosexual, feliz y orgulloso de su propia identidad», confesó monseñor Krzysztof Charamsa, polaco de 43 años, residente en Roma, funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe -el ex Santo Oficio- y secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional.

 

«Estoy listo para pagar las consecuencias, pero es el momento que la Iglesia abra los ojos frente a los gays creyentes y entienda que la solución que les propone, la abstinencia total de la vida de amor, es inhumana», aseguró el sacerdote, que enseña teología en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, en entrevistas concedidas al Corriere della Sera y a Newsweek.

Las declaraciones de Chamarasa cayeron como una bomba en el Vaticano. Un durísimo comunicado de la sala de prensa anunció su expulsión de todos sus cargos.

«A pesar del respeto que merecen los hechos y circunstancias personales y las reflexiones sobre ellos, la elección de monseñor Charamsa de declarar algo tan clamoroso en vísperas de la apertura de sínodo resulta muy grave y no responsable», indicó un comunicado del padre Federico Lombardi.

«Monseñor Charamsa no podrá seguir desempeñando las tareas precedentes en la Congregación para la Doctrina de la Fe y las universidades pontificias, mientras que los otros aspectos de su situación competen a su ordinario diocesano», agregó, aludiendo al obispo de Peplin, la diócesis polaca en la que se ordenó en 1997.

Charamsa había previsto la remoción. «Sé que voy a tener que renunciar a mi ministerio. La Iglesia va a verme como alguien que no supo cumplir su deber, alguien que se perdió y, peor, no con una mujer, sino con un hombre. Pero yo no hago esto para poder vivir con mi compañero. Se trata de una decisión mucho más amplia que surge de la reflexión sobre el pensamiento de la Iglesia», explicó.

Pese a su inmediata expulsión, en un encuentro con la prensa en un restaurante de Roma, el teólogo polaco se manifestó «feliz» y presentó en sociedad a su novio, Eduard, de origen catalán. Al margen de alentar a seguir su ejemplo a «tantísimos sacerdotes homosexuales que no tienen la fuerza de salir del armario», Charamsa acusó al Vaticano de homofobia.

«Pido perdón por todos los años durante los que sufrí en silencio ante la paranoia, la homofobia, el odio y el rechazo a los homosexuales que viví en el seno de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es el corazón de la homofobia en la Iglesia. No podemos seguir odiando a las minorías sexuales, porque así odiamos a una parte de la humanidad», acusó.

Monseñor Charamsa no eligió casualmente esta fecha para salir a decir su verdad. «Quisiera decirle al sínodo que el amor homosexual es un amor familiar, que necesita de una familia. Cada persona, también los gays, las lesbianas, los transexuales, lleva en el corazón un deseo de amor y familiaridad. Cada persona tiene derecho al amor y ese amor debe ser protegido por la sociedad, por las leyes», dijo.

«Una pareja de lesbianas o de homosexuales debe poder decirle a su Iglesia: nosotros caminamos según nuestra naturaleza y este bien de nuestro amor se lo ofrecemos a los demás, porque es un hecho público, no privado y no es una búsqueda exasperada del placer», aseguró, al denunciar, por otro lado, un retraso en la doctrina de la Iglesia. Anunció, además, que le escribirá una carta al Papa.