Relacionan contaminación ambiental con el Parkinson

La especialista del Centro de investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), María de los Ángeles Andrade Oliva. (Foto: Cortesía).

Industrias como caleras y cementeras, el factor

Mérida, Yucatán, 17 de junio del 2021.- La contaminación ambiental es un factor determinante para la aparición de enfermedades neurodegenerativas como es la Enfermedad de Parkinson así como de trastornos mentales entre ellos la depresión, el autismo y la ansiedad, afirmó la especialista del Centro de investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), María de los Ángeles Andrade Oliva.

En Yucatán, estos problemas de salud mental y neurológica si bien no alcanzan niveles alarmantes, se registran en un mayor índice cada año y en muchos casos, el diagnóstico demora varios años, en detrimento de la calidad de vida de los pacientes.

Y si bien, el problema del aire no está presente en todo el estado, las industrias que contaminan este elemento como es el caso de las cementeras, caleras que se han establecido en zonas habitacionales de Umán y Progreso, agrava la salud de los vecinos de esos sitios.

La especialista del Cinvestav indicó que la mala calidad de aire provoca una alteración en la producción de la dopamina, hormona liberada por el hipotálamo que influye directamente en el comportamiento, la actividad motora y la motivación, etcétera.

“La exposición constante a material particulado suspendido en el aire tiene implicaciones sociales y económicas importantes, quizá una de las más relevantes es ser la principal causa ambiental de muertes prematuras”, advirtió la doctora Andrade Oliva.

Agregó que incluso, se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades neurológicas que involucran el estado de ánimo y el control de la conducta motora, como la enfermedad de Parkinson, la depresión, el autismo y la ansiedad, donde la transmisión dopaminérgica se ve afectada.

“Las regiones cerebrales con más abundancia de dopamina incluyen el cuerpo estriado (parte del sistema motor extrapiramidal), cuya función se encuentra relacionada con los movimientos de grupos musculares”, acotó la estudiosa, quien es coasesorada por José Antonio Arias Montaño, investigador del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias y por Andrea De Vizcaya Ruíz, del Departamento de Toxicología del Cinvestav.

“La mala calidad del aire se debe al crecimiento constante de la población en las zonas urbanas y a la concentración de las actividades económicas y productivas, que emiten altos índices de gases contaminantes a la atmósfera, los cuales han rebasado más de cinco veces las concentraciones máximas diarias recomendadas (25 microgramos por metro cuadrado) por instancias internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, afirmó.

La académica reiteró que la exposición a estos contaminantes presentes en el aire causa estrés oxidante y respuestas inflamatorias a nivel periférico, específicamente el sistema respiratorio y el cardiovascular, así como en el central, además de la alteración de la transmisión dopaminérgica, lo que se relaciona con el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.

Añadió que desde hace algunos años se dio a conocer que existía una correlación entre contaminación del aire y la carga genética en el desarrollo de las enfermedades neurodegenerativas, pero investigaciones anteriores del Cinvestav se han enfocado en el efecto de las partículas contaminantes como la principal desencadenante de problemas en la salud.

En concreto, un trabajo previo, realizado por Andrade Oliva, se concentró solo en el efecto de las partículas finas. Sin embargo, este estudio agregó a las partículas ultrafinas, pues tienen la capacidad de ingresar a las vías respiratorias más profundas causando afectaciones al cerebro, directamente en la transmisión dopaminérgica del cuerpo estriado.

Para la investigadora del Cinvestav, los resultados obtenidos funcionarían en la creación de estrategias y en el establecimiento de regulaciones ambientales con el fin de que las altas concentraciones de contaminantes en el ambiente no perjudiquen en mayor medida la salud y calidad de vida de la población.

Incluso, de situar al material particulado como factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades neurológicas.